Te invito a leer
esta reflexión que nos enseña que cada persona tiene valor, nadie es mas ni
menos, ante los ojos de Dios todos somos importantes y de gran valor.
Había una vez una
rosa roja muy bella, se sentía de orgullosa al saber que era la rosa más bella
del jardín. Sin embargo, se daba cuenta de que la gente la miraba de lejos.
A su lado siempre
había un sapo grande y oscuro, por eso nadie se acercaba a verla. Indignada
ante su descubrimiento, ordenó al sapo que se fuera de inmediato.
Está bien, si eso es
lo que quieres, me iré, dijo el sapo. Poco tiempo después el sapo pasó por
donde estaba la rosa y se sorprendió al verla totalmente marchita, sin hojas y
sin pétalos.
Se acercó y le dijo:
¿Qué te pasa?, realmente te veo mal.
Y la rosa le explicó
lo que ocurría: No entiendo lo que ocurre, pero desde que te fuiste las
hormigas me han comido día a día y nunca pude volver a ser igual.
-Claro, contestó el
sapo, cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la
más bella del jardín.
Muchas veces
despreciamos a los demás por creer que somos más valiosos, mejores que ellos, o
simplemente porque pensamos que no nos "sirven" para nada.
Pero Dios no hace a
nadie para que esté de sobras en este mundo, todos tenemos algo que aprender de
los demás y algo que enseñar.
“Posiblemente
aquellos a quienes ignoramos o menospreciamos, sean a los que sin darnos
cuenta, más necesitamos”
Ahora que lo has
leído te invito a reflexionar, en realidad le estamos dando el valor que tienen
a cada persona, muchas veces despreciamos los consejos de nuestras madres, y no
pensamos que solo quieren lo mejor para nosotros, nuestra familia es importante
para nuestras vidas, si Dios ha puesto personas en nuestro camino es con un
propósito.
No sea que al no
tener esas personas en nuestras vidas nos arrepiéntanos de no haberlos
valorado.
Si Dios a dado a su
Único Hijo a morir por nosotros es porque todos tenemos valor, y si Dios pone
alguien en nuestra vida es con un propósito.
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