– Ramón: Jefe, han
sido dos días agotadores de viaje, la comida estuvo malísima y me enfermé del
estomago en el barco, pero bueno, al fin llegué a la isla. Desgraciadamente, le
tengo pésimas noticias. La gente aquí es tan atrasada que ni siquiera usan zapatos,
ellos simplemente andan descalzos. Me devuelvo mañana mismo para allá. Lo
siento!…
– René: Hola jefe,
el sol por aquí es radiante y la brisa marina increíblemente refrescante. He
tenido dos días completos para organizar mi trabajo en la isla, y hasta le pude
ayudar al chef del barco a preparar unos platillos. Le tengo magníficas noticias,
aquí todos necesitan zapatos, repito, nadie tiene zapatos…vamos a hacer una
venta loca. Por favor, envíeme lo antes posible todos los zapatos que tenga en
bodega, se que los voy a vender todos. No me espere pronto…!
Pareciera que ambos
vendedores fueron a lugares distintos, pareciera que viajaron en diferentes
barcos, pero lo cierto del caso es que ambos fueron a la misma isla en el mismo
barco en el mismo momento.
La actitud de René
me recuerda la actitud un hombre de la antigüedad llamado Caleb. El junto con
otros hombres fueron comisionados para observar la tierra que el pueblo de
Israel habría de conquistar. Leamos:
“Entonces Caleb hizo
callar al pueblo delante de Moisés y dijo: Subamos luego y tomemos posesión de
ella porque más podremos nosotros que ellos. Más los varones que subieron con
él dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo porque es más fuerte que nosotros.
Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido
diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a
sus moradores; y todo el pueblo que vimos en ella son hombres de gran
estatura.” Números 13:30-32
Al final, la tierra
fue conquistada, pero que hay de ti; vas a dejar que los gigantes o los pies
descalzos te desanimen. Mira las oportunidades, en lugar de ver los problemas.
Muchas veces nos
enfocamos solo en los problemas que se presentan pero no vemos mas allá, muchas
cosas que nos pasan es con un propósito de Dios, el nos prepara para ser
bendecidos, pero depende de nosotros si queremos tomar sus bendiciones o
estancarnos y enfocarnos solo en los problemas.
El ya tiene
preparado muchas bendiciones para nosotros es decisión nuestra si avanzamos
hasta recibirlas o nos quedamos ahí o retrocedemos.
Hermano, hermana hoy
te digo no te detengas, sigue avanzando que tu recompensa, tus bendiciones las
recibirás si sigues luchando, no escuches esa voz del enemigo que te dice que
no podrás, esa voz que te dice que no vale la pena, seguir a Cristo vale la pena,
vale la vida, vale por todas sus hermosas bendiciones.
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